



El trafico cada vez es mas denso hasta llegar a la capital de Philippines, Manila. Es una enorme urbe que se compone de varias ciudades que ahora están unidas. Descomunales centros comerciales en cada esquina llamados Moles o Megamoles dependiendo del tamaño, cualquier tienda tiene una persona de seguridad. La zona de Intramuros es una ciudad amurallada de la


época de la conquista española que ahora esta bastante decuidada. Por la noche la zona mas animada es el paseo marítimo con conciertos de bandas locales en directo y mucha gente observando a otra. Unos duermen en hoteles de 5 estrellas y otros sobre un cartón. Levaba semanas comiendo mas o menos lo mismo, por cierto excelente, decidí invertir 8 euros de los 10 de mi presupuesto diario en un lujoso restaurante Buffet donde cause impresión a los camareros, comí demasiado.
Shirley, de Canadá, vino a visitarme, estaba aburrido de tanta playa color turquesa y blanca arena. Decidimos ir a las montañas. Llegamos a la ciudad de Baguio, la mas grande cerca de la cordillera, con vida universitaria y conciertos de música en vivo en los locales donde disfrutar de la una san Miguel con hielo. Shirley compro una bicicleta nueva que acabo siendo donada a la vecindad después de unos días de pedaleo.



Hasta la población de Bontoc es todo una fuerte subida que te lleva a la carretera mas alta del país 2700 metros, donde todos los días llueve y hace falta ropa de abrigo. El sitio mas interesante estaba después hasta llegar a y en la población de Banaue. Desde hace mas de 2000 años plantan arroz de forma tradicional en las famosas terrazas con un curioso sistema de regadío.

Caminar por los alrededores te

deleita con unas verdes vistas consideradas como una de las maravillas del mundo. Alguno de los ancianos todavía visten ropa tradicional. Todos mastican una semillas mezclada con polvos de concha y hojas. Curiosamente los nombres y 2 de los componentes coinciden y tienen los mismos efectos que la que se consume en Papua New Guinea. La gente vive de las plantaciones en las terrazas de arroz y otros vegetales, desde hace unos pocos años también de la artesanía en madera.
Desde Banaue una bajada de 40 km sin pedalear te pone de nuevo al nivel del mar.
Abandonamos la carretera nacional sin arcén y con ese 20% de los transportistas que no te respetan, ya mencionados en otro episodio y nos dirigimos hacia la costa noroeste hasta la ciudad de Dagupan. Es Domingo y la gente visita santuarios con sus mejores prendas mientras otros hacen el agosto vendiendo todo tipo de fig

uras religiosas.

De nuevo en solitario, vi el único monte de la zona, bajo su falda esta la ciudad de Mexico, como me parece curioso el nombre, el sitio, tengo tiempo y ganas me dirigí a el. Allí no encontré alojamiento y fui a San Fernando, y un rato a pie y otro andando visite la ciudad. El mercado que rodea la catedral es de lo mejor, las calesas y los triciclos invaden las calles y apenas me dejan hueco para pasar.



A 80 km de allí quedaba mi destino final en las islas Philippines, Manila otra vez. Unos 30km antes de llegar al centro donde me alojo comienza la ciudad y con ello el trafico denso y humeante de los diferentes espécimenes de vehículos sin marca. La gente respira a través de trapos y mascaras. A menudo se producen incendios que incrementan la polución, la gente sin casa hace
fuego para cocinar donde y como puede.
